miércoles, 15 de junio de 2011

Cancionero para y acerca de...

Treintaiún canciones para regodearse en la saudad.
Cancionero incurable, cínico y ocioso:
el placer de rememorar.


domingo, 19 de diciembre de 2010

Desasosiego



Te levantas del sillón, dejas la computadora al lado. Te acercas lentamente a la ventana; admiras el reflejo del sol vespertino sobre las ventanas de la casa de enfrente, el reflejo te da de lleno en la cara. Tus ojos brillan, sabes que relumbran. Sonríes, complacido sonríes en la quietud y el silencio. No piensas en nada.

Vas a tu recámara, ya vas pensando en las mismas trivialidades; vas diciéndote qué es lo que desearías hacer ahora mismo. Te recuestas, acaricias tu entrepierna. Ruedas sobre la cama destendida, hueles aromas lascivos, te quedas bocabajo rumiando.

De entre las trivialidades que ibas pensando surgen, cual tráfago, los mismos pensamientos azarosos que te hielan la sangre. Irresoluto te incorporas, tomas tu teléfono pero no haces ninguna llamada, lo miras como si mirases tu propio rostro en un espejo. Te sientas en el borde.

Suspiras y dudas acerca de qué esconden tus ojos relumbrantes y tu sonrisa plácida, mas, no puedes siquiera formularte alguna pregunta, tus ojos se nublan, tu sonrisa se desdibuja y todo tu pensamiento se arredra de repente. Deseas recordar algún rostro que te devuelva certidumbre; ha anochecido, la casa está en tinieblas y, conforme va oscureciendo, desaparecen de tu memoria los nombres y los rostros de las personas que te han visto a los ojos y sonreído de vuelta a tu sonrisa. Apesumbrado (y un poco angustiado) prendes rápido la luz.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Un hombre solo

"How perfect is a single man's grief, facing the stormiest weather, yet sighing peacefully in longing… A man another man walked by".

Apenas despierto le sobreviene otra vez aquél fardo de memorias, diluidas en ellas mismas, ininteligibles a veces; memorias de las que apenas lograba acordarse con precisión; y de ellas sólo conseguía atisbar lo que sintió, llanamente eso, lo que sintió.

Desganado se incorpora, ante sus ojos giran las cosas, las ideas y esas pinches memorias. Se levanta. Parece normal, todo es normal, y sin embargo todo es tan distinto de lo que desearía ver.

–¿Es esto real?

Se pregunta a media voz. En la memoria de su sueño la solución de sus memorias en torbellinos resumía sus movimientos, siempre desencajados, tal vez hasta entumecidos. Los sueños, cuales memorias, parecían indiferenciables. Vertió café en la taza, sólo el sonido del líquido existió en su cabeza por unos segundos. De dos jalones de lo tomó.

Tras algunas horas de azaroso trabajo –más trabajo le costó imponerse a sí mismo que su labor–, despertó de nuevo. Se acercó a la ventana y siguió con la mirada el tránsito de la calle. Masculló:

–No pasa nada. "…de días caminamos lado a lado… De esos días se hicieron semanas y meses… …aquél momento en que te me revelaste… …nada sino memoria.

Con la certeza de que todo lo que le había sucedido hace unos meses, hace unos días es irreparable, regresó arrastrándose a su cama.

martes, 23 de febrero de 2010

La plaga de taras.

"En el umbral de la eternidad" de Vincent van Gogh.

Cioran dijo que es facilísimo crear la idea de profundidad en uno mismo: "basta con dejarse invadir por las propias taras". Afirmación gratuita si tomamos en cuenta que, por cada una de sus payasadas Gallimard lo compensaba con 2 veces el valor unitario de un ejemplar vendido. En los periodos en los que física o mentalmente s'esté obnibulado de juventud, vigorosa e impertinente, es muy probable que se termine aceptando que un axioma tan barato como exacto tiene cabida en el intelecto.

En un modo ridículamente confesional y moralista (en el estricto significado relativo) me inclino a pesar que, ahora puedo dejar que cada uno de los defectos inherentes a mi constitución se manifieste. E invadido así, permitirme trabajar eficientemente sobre, dígolo tal cual, una hipótesis de vida.

Durante años rechace la explicación terapéutica plasmada en hojas -virtuales o de celulosa- porque creí, sencillamente, que era inelegante sumirse en sí mismo. Ni las condiciones sociales ni climáticas le permiten, a un hombre como yo, emular a los maestros exiliados de la lengua inglesa o al estoicismo de los maestros en lengua alemana o la introspección en las lenguas rusas o, para n'irme lejos, los acróbatas en español. Excecré la manera en muchosímas personas han encontrado su propia reflexión, desligadas de la exigencia artística o manía mercantil del objeto acabado, s'aplican a sí mismos a contarse y contarnos qué piensan y sienten y de qué dudan o a qué le temen. Un medio tan carente de prestigio es, por supuesto, abominable para, otra vez, una juventud ambiciosa mas ignorante de sus propios alcances -de la nulidad de estos-, sin embargo, es un medio lícito para cometer toda clase de vulgaridades como hablar en primera persona de uno mismo.

No es que uno no esté plagado ya de todo lo arriba mencionado, sino que, a guisa de breviario, me pongo a conjurarme escrito para obtener algún elemento dúctil que pueda moldear en réplicas de carbón y exclamar "¡sentido he, pensado he!" mejor infestado de objetividad académica, de incongruencias para concebir y tolerar la impertinencia de labrarme una vida y hacerme evidente en los objetos emitidos que resuenen mi estimada fatalidad en lo que sucede en todas mis horas y todos mis días.

Entonces, se trata de plasmarse, y quizás, concretarse, alcanzar el conocimiento suficiente para de la hez cerebral, crear, sin que demerite nada en uno. No hay puntos de partida ni de relevo, ni siquiera metas. Dada la evidencia y los miles de ejemplos documentados, sólo permítome elucubrar sesgos maniqueos y disfrutar el afirmarme constantemente que los significantes del mundo somos faltos de signos.

"Hube siempre pensado en todo lo que haría, de tal manera que pudiera renunciar a hacerlo".

Escríbome en un impreciso pronunciamiento reflexivo y privado desde ahora.

martes, 16 de febrero de 2010

Vincents Stuhl mit Pfeife


Yo no tengo carne enjuta, pero mis magros músculos se tensan justamente cuando deberían reposar. Yo no duermo en posiciones extravagantes ni contengo flexibilidad. Sólo quiero sentarme, colocar el culo en la posición adecuada para que no me duela descansar.