domingo, 19 de diciembre de 2010

Desasosiego



Te levantas del sillón, dejas la computadora al lado. Te acercas lentamente a la ventana; admiras el reflejo del sol vespertino sobre las ventanas de la casa de enfrente, el reflejo te da de lleno en la cara. Tus ojos brillan, sabes que relumbran. Sonríes, complacido sonríes en la quietud y el silencio. No piensas en nada.

Vas a tu recámara, ya vas pensando en las mismas trivialidades; vas diciéndote qué es lo que desearías hacer ahora mismo. Te recuestas, acaricias tu entrepierna. Ruedas sobre la cama destendida, hueles aromas lascivos, te quedas bocabajo rumiando.

De entre las trivialidades que ibas pensando surgen, cual tráfago, los mismos pensamientos azarosos que te hielan la sangre. Irresoluto te incorporas, tomas tu teléfono pero no haces ninguna llamada, lo miras como si mirases tu propio rostro en un espejo. Te sientas en el borde.

Suspiras y dudas acerca de qué esconden tus ojos relumbrantes y tu sonrisa plácida, mas, no puedes siquiera formularte alguna pregunta, tus ojos se nublan, tu sonrisa se desdibuja y todo tu pensamiento se arredra de repente. Deseas recordar algún rostro que te devuelva certidumbre; ha anochecido, la casa está en tinieblas y, conforme va oscureciendo, desaparecen de tu memoria los nombres y los rostros de las personas que te han visto a los ojos y sonreído de vuelta a tu sonrisa. Apesumbrado (y un poco angustiado) prendes rápido la luz.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Un hombre solo

"How perfect is a single man's grief, facing the stormiest weather, yet sighing peacefully in longing… A man another man walked by".

Apenas despierto le sobreviene otra vez aquél fardo de memorias, diluidas en ellas mismas, ininteligibles a veces; memorias de las que apenas lograba acordarse con precisión; y de ellas sólo conseguía atisbar lo que sintió, llanamente eso, lo que sintió.

Desganado se incorpora, ante sus ojos giran las cosas, las ideas y esas pinches memorias. Se levanta. Parece normal, todo es normal, y sin embargo todo es tan distinto de lo que desearía ver.

–¿Es esto real?

Se pregunta a media voz. En la memoria de su sueño la solución de sus memorias en torbellinos resumía sus movimientos, siempre desencajados, tal vez hasta entumecidos. Los sueños, cuales memorias, parecían indiferenciables. Vertió café en la taza, sólo el sonido del líquido existió en su cabeza por unos segundos. De dos jalones de lo tomó.

Tras algunas horas de azaroso trabajo –más trabajo le costó imponerse a sí mismo que su labor–, despertó de nuevo. Se acercó a la ventana y siguió con la mirada el tránsito de la calle. Masculló:

–No pasa nada. "…de días caminamos lado a lado… De esos días se hicieron semanas y meses… …aquél momento en que te me revelaste… …nada sino memoria.

Con la certeza de que todo lo que le había sucedido hace unos meses, hace unos días es irreparable, regresó arrastrándose a su cama.