jueves, 5 de febrero de 2009
Capitulación onanista
Volviste a dormirte con los ojos bien pelados, observando la ventana del microbús, sin ninguna idea y todos tus pensamientos cuajados en esa nata que llamas argumentativamente timidez...
- S'acostó más o menos a la misma hora que s'acuesta siempre, exhausto de la parálisis general.
.... me desperté y me dormí casi simultáneamente, a la misma hora d'ayer, casi dormido me levanté y fui a orinar, no tuve ningún pensamiento pero sí l'idea que siempre tengo por las mañanas, por la misma razón: ¿para qué un día más?
Conté afectos insolubles, imposibilidades, imposturas y rencores nuevos y d'antaño.
Contó madre, padre, hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, tíos, tías, primos, primas, amigos, amantes y mascotas.
No contaste contigo, ni con tu cara, ni con tu cabeza, ni con tu torso, ni con tus brazos, ni con tu vientre, tu verga, tu culo, tus muslos, tus pies, con tu inteligencia, ni con esa idiotez infusa que te daj aires presuntuosos cada que no tienes miedo u orgullo de mirarte al espejo.
Fui yéndome, igual a todas guisas, adoré y aborrecí, abrí libros y los leí, repoduciste música y laj escuchaste, proyectó películas y las vio.
.... - De todo lo que haces en un solo día, y ello desvirtuado por la gratuidad de tus acontecimientos, supo bien que nada lej era propicio.
Dijiste que serías decente, digno, y lacónico, ni una sola palabra desde tus posiciones (a las cuales he llegado locuazmente desde el mismo lugar.)
(El cerebro adolece adolescencia todavía.)
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