lunes, 29 de diciembre de 2008

De los Ángeles

Uno sabe que la cuna arrulla cualquier andada y cualquier desliz, sabe bien que doquiera las paredes fueron sembrada por los mismos hombres que inocularon alaridos a la majestuosidad de los
mismos hombres; qu'l'amor, su muerte, su retoño, su ponzoña, sus caminos, fotos y bagatelas, sortilegio nomás, nomás que lo agarren ad uno de nuevo, con nueva sangre en
la misma herida pa' que se deguste el dulce dolor de los pasos compartidos.

En Puebla de los Ángeles yo anduve andante revuelto caricaturesco, imposible y tenebroso, harto y balbuceante. Decidí ir no sé por qué.... bueno sí lo sé, pero de nada sirve, n'hay asideras ni banquetas ni cursilerías, Puebla es una ciudad, la ciudad d'él, cariñosamente odiada, extrañamente disfrutada.

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